miércoles, 30 de diciembre de 2015

EL TIMO DEL INGLÉS




Recordaré estas fiestas de Navidad y de Fin de Año como infumables y eso se lo debo a la estupidez de los empresarios de este país. A todos les ha dado por creer que hay que felicitar las fiestas en inglés y se han puesto a la tarea con ahínco, celo y tesón. Así encontramos que Zara, Stradivarius, y compañía nos reciben con la Crisma de la Merry en grande, dorada y en la frente pues nos damos de lleno con ella nada más llegar. Otros con el Japi Joliday y con frases alusivas a la elegancia de lo que exhiben, pero en inglés. Atónita me preguntaba si no estaría en Inglaterra y no me habría enterado. Recorrí calles y tiendas a la búsqueda de mi identidad lingüistica y la encontré, pero en aquellos que no eran franquicias como El Corte Inglés que me recibía con un Felicidades reconfortante en la fachada. En aquél momento tomé una decisión: Si en mi propia casa me cierras la puerta, no te preocupes que no volveré. De modo que todas mis compras las he hecho en el Corte Inglés; ni tan siquiera me he molestado en entrar en las otras, hice como si no existieran.

Segunda parte: Llegado el momento de hacer los regalos fui a comprar etiquetas a la librería y he aquí lo que sucedió. Todas vienen con la Crisma de la Merry y el From y el To. Horrorizada comprobé que tras rebuscar un buen rato no encontraba ninguna en español. De música de fondo se oía el Yingolbel sonando alegremente sin que nadie se dignara tan siquiera tararearlo. Normal, el pueblo es sabio y a palabras necias oídos prrrprprprp. No me quedó otra que comprar tarjetas en blanco y hacerlas yo misma. Tachar el From para poner Para y el To para De se me antojaba una guarrada.

Tercera parte: Me encantan las magdalenas y las que hacen ahora son geniales: rellenas de distintos sabores y en formatos más grandes, pero, y aquí surge de nuevo la machangada, ahora las llaman Mufin. Claro que yo las sigo llamando magdalenas y la dependienta, muy española ella, al ver que yo le daba ese nombre se unió a mí con la mayor naturalidad. Se la veía cómoda, como si al fin alguien le hablara de algo conocido y manejable.     

Cuarta parte: Los anuncios de los perfumes me taladran los oídos. Oír pronunciar el Caagolina Heguega y el Paco Gaban se me hacen insoportables. He comprado Adolfo Domínguez cuyo anuncio me ha parecido el más elegante de todos y la fragancia perfecta.

¿Dónde está la publicidad de El Almendro que todos los años nos recibía con el regreso a casa por Navidad y que a todos se nos saltaban las lágrimas al verlo? Relegado al olvido para dejar paso a una familia inglesa y al gordo del Noel de la mano de Coca Cola, que, por coherencia con el resto, he dejado de tomar; ya lo hacía bien poco, pero ahora nada de nada. 

Cuando ya me había rendido, triste y abatida como Nadal cuando pierde, el rey hace acto de presencia y, en ese momento, sentí que no todo estaba perdido. Verlo en aquella estancia del salón del trono, rodeado de la grandeza de nuestra Nación y sus palabras llenas de energía y de aliento fue como si me inyectaran un afrodisíaco. Me sentí más orgullosa de ser española que nunca y se lo agradecí en el alma. Dormí esa noche repasando la historia. De modo que lo que sucedió al día siguiente fue la confirmación

Día D: Pasear en Canarias es un gustazo y los canarios lo sabemos pero, aún más lo saben los extranjeros que nos visitan. A mitad de la Avenida de donde me encontraba llena de turistas en camisetas, pantalones cortos y sandalias una pareja de treinta y largos austriaca se dirige a mí, en perfecto español, a preguntarme por una calle. Sorprendida los felicité por lo bien que lo hablaban y ahora viene lo mejor. Voy a resumirles la conversación para no aburrirlos. Alternándose en sus explicaciones me dijeron que estaban extrañados de que hubieran tantos anglicismos, que parecíamos una sucursal de Inglaterra y que lo chocante era que luego, salvo excepciones, nadie sabía inglés. En la conversación sacaron a colación lo que sucedía en el resto de Europa, que yo ya sé porque lo he comprobado in situ, el inglés lo sabe la mayor parte de los ciudadanos de Centro y norte de Europa como idioma vehicular, utilizado cuando se necesita y en contexto pero, nadie, y se refería a cualquier manifestación pública o privada, se le ocurría usarlo en detrimento de su propio idioma. Así en Austria se habla alemán y todo, desde una felicitación hasta un anuncio en la tele está en ese idioma. En el resto de países colindantes pasa lo mismo, Noruega, Suecia, Dinamarca, Chequia...menos en España. ¡Qué pena no haber tenido una grabadora en aquel momento!  

Amigos, después de todo esto, hice un ejercicio de recopilación y puse en un lado la cursilería y el complejo de los bobos de los empresarios y de algunos otros y, en el otro lado, la sabiduría del pueblo español y sus grandes gestas y ¿saben qué? este lado pesaba muchísimo más, de modo que cuando pasé por delante de una tienda  con su tonta frase de la Crisma de la Merry, sonreí y dije en voz alta: Cuando alguien haga la gesta de descubrir todo un Continente como América con tres piches cascarones de madera, entre otras, podrá hablarme de tú a tú. Mientras tanto, hoy por hoy ser español sigue siendo lo máximo, al menos para mí y tú, sigue golpeándote la crisma que es lo tuyo.

P.D. Y con respecto a Nadal lo siguiente: nadie más que yo es su seguidora más ferviente, gane o pierda, todo el mundo lo sabe, pero me parece una falta de respeto y de elegancia que sus primeras palabras de agradecimiento al ganar un torneo sean en inglés. Las primeras han de ser en español en agradecimiento a toda una nación que le apoya de manera incondicional, su idioma y luego el resto.

Visto lo visto pienso si no nos estarán timando con eso de "Aprende Inglés porque si no no podrás vivir en paz": Al menos ese es el espíritu que se desprende del mensaje. Reflexionaré sobre ello el año que viene.
Feliz Año Nuevo y felices Reyes, que todavía siguen siendo nuestros, y los celebramos.  ¡Faltaría más!

domingo, 4 de octubre de 2015

HUGO BOSS, CRISTIAN DIOR Y DIESEL VS. SOFÍA LOREN




¡Hola a todos!


Hoy día, en cualquier ciudad del mundo con la vida ajetreada que llevamos es raro que algo te llame la atención de manera rotunda, es decir, más allá de un vistazo o de un breve comentario. Si sucede, lo cual es un milagro, no suele durar más de unos pocos segundos para luego pasar al olvido definitivo. Lo vemos a diario en cualquier lugar, en una farmacia, en un mercado o en una tienda de moda, da lo mismo, la gente entra y sale como hormigas en un hormiguero. Detener la mirada en algo concreto durante un rato largo es raro; por lo general, vamos a piñón fijo hacia un punto determinado a la búsqueda de algo que necesitamos y cuando   no es así, sino que estamos por estar, por distracción, por echar un ojo a las novedades, lo normal es que deambulemos de una sección a otra sin que nada en especial nos llame la atención.


Yo me uno a este vagabundeo en ocasiones, cuando la rutina diaria me exaspera más de lo habitual y necesito echar un vistazo al género humano y constatar que aún pertenezco a él, a pesar de todo. Y, en uno de esos momentos, hace un par de días, me topé, esa es la palabra, con un enorme cartel publicitario con la imagen de un hombre anunciando un perfume. Nada nuevo, pueden pensar algunos, pero desde aquí ya les digo yo que sí que lo es, es muy diferente a lo que estamos habituados a ver. 


El hombre que te mira desde las alturas en una pose desenfadada y enfundado en un traje de corte impecable, te deja clavada en el sitio. Francamente, es difícil hoy día contemplar a un hombre así, de modo que, seguí allí mirando el cartel unos minutos más preguntándome qué era lo que lo hacía tan atractivo además de la apostura, la elegancia, el traje oscuro, la camisa blanca y la corbata. Todo eso contribuye pero no es determinante. Yo buscaba otra cosa, había algo más...; hasta que, al fin, me di cuenta. Lo que en verdad me mantenía pegada al cartel era la serena virilidad que transmitía. Sin esfuerzo ni aspavientos.



La dependienta se me acercó y al verme tan ensimismada, atinó a comentar: “¡Es tan sensual, tan masculino, ¿verdad?”
Me quedé pensando en sus palabras y después de un rato llegué a la conclusión de que la reflexión era demasiado simplista.  
No obstante, era verdad.  
Después de semejante reclamo no me quedaba otra opción que probar la fragancia que anunciaba, qué menos. La dependienta cogió una tira de cartulina y esparció el perfume con destreza, con la práctica que da la rutina y, a continuación me la ofreció. No sé el tiempo que hacía que no me detenía a oler un perfume masculino, a no ser los clásicos, que son intocables y atemporales pero, debo reconocer, que el aroma de éste es relajante y alegre; el componente cítrico ralentiza el paso del tiempo, conserva al hombre en una eterna edad de primera madurez, le insufla pasión y autenticidad. Fascinante.
De modo que, mis más sinceras felicitaciones a la firma Hugo Boss porque el anuncio es, sencillamente, perfecto. 



Otro que llamó mi atención fue el de Cristian Dior. El modelo que lo anuncia es completamente diferente al anterior pero no menos acertado. Es un hombre transgresor, un páramo agreste, salvaje, poco dispuesto a dejarse domar porque no va con su naturaleza y, el perfume que anuncia, refleja ese carácter: flores silvestres con un profundo halo de libertad. Este hombre no sugiere, afirma; las medias tintas no van con él, las cosas son blancas o negras, los colores intermedios una debilidad, y él no lo es. Usa este perfume porque encaja con su personalidad, pero más que nada porque quiere, porque le viene en gana.
Ha sido un acierto. El anuncio es muy bueno. 




El último en el que me detuve fue en Diesel. El plano del anuncio es más corto y directo. Tuve que alejarme para poder verlo mejor, muy cerca dejas de apreciarlo, se te viene encima. No obstante está también muy logrado. El modelo expresa cercanía, naturalidad, conversación inteligente sin excesos; es como un paseo por Madrid, una visita al Prado o una cena en un bar sin pretensiones. Un hombre así aprecia la sencillez y la cultiva pero le gusta un toque que le haga sentirse especialmente bien, un toque superficial, extravagante si se quiere, el contrapunto a lo predecible de su persona. El perfume que anuncia lo consigue: es fresco y desenfadado con una pizca de sequedad. Me hizo sentir agradecida con la vida y eso es mucho.




 
A punto de marcharme, giro a la derecha y allí estaba ella, eterna como Roma, una diosa del Olimpo con un regalo en los labios, una fresa con un toque de lilas, sugerente y contenido; un otoño incipiente con reminiscencias del verano que se va pero que la diva retiene porque puede, porque es Sofía Loren. No se puede competir con ella y aspirar a ganar, hay que conformarse, y Dolce y Gabbana lo sabe, es de la misma tierra, con los mismos vinos y la misma cintura. Insuperable.

  


  

miércoles, 7 de enero de 2015

LOS PERFUMES Y EL ESPAÑOL


¡Hola a todos!

Hay qué ver lo que tragamos y sin rechistar. Lo digo por la publicidad; el bombardeo es tal que si te apetece, te da tiempo a ver varias cadenas al mismo tiempo. Cinco, siete y hasta diez minutos de anuncios, uno tras otro sin parar. Claro que, la gente, aprovecha ese tiempo para ir al frigo, al baño, llamar por teléfono o salir a comprar algo y, a la vuelta, comprobar que todavía están los anuncios. Uno de esos días en los que no me apetecía abandonar el sofá, me puse a analizar la publicidad y algo llamó mi atención: los anuncios de los perfumes se sucedían uno tras otro, sin descanso ni tiempo para asimilar las diferencias. Qué maravilla, qué glamur intentan desplegar los creativos de las marcas para incitarnos a comprar, claro que, a veces, se les va la pinza, porque los pequeños detalles, como la mala pronunciación, cantan demasiado. Y es que, si algo define la garra y el tronío de nuestro idioma es el carácter de la r, o rr.  Deben sonar de manera suave y casi trémola en ocasiones, y, de forma contundente y con autoridad en otras.

El trofeo se lo lleva aquella palabra en la que hay que utilizar ambas y, es entonces, cuando el examen de las Rs se pone peliagudo, como en el caso del perfume de CAROLINA HERRERA, ¡toma ya! ¿No querían Rs? Pues vale la muestra. Las imágenes del perfume nada que objetar, pero, ¡ay! la pronunciación, es un ataque despiadado a los oídos. Veamos si puedo traducir el encanto de la voz fuera de cámara que escuchamos de fondo: "Tacatacataca... Caagolina Heeguega". La parte del tacataca pasa, eso sí, sin pena ni gloria porque es ininteligible, pero cuando llega a lo de "Caagolina Heguega", los oídos hacen click y comienzan a defenderse con una sacudida de las orejas, lo que han oído es insólito, ¡no puede ser! ¿Será que las palabras no han llegado con nitidez al fondo del laberinto? se preguntan y, curiosos, se preparan para el siguiente corte de la publicidad, se afilan como a murciélagos y la vista, como a linces, para que no se les escape nada. Pero, de nuevo, comprueban que han oído bien, que el nombre está pronunciado como si fuera algo gelatinoso, pegajoso y resbaladizo, lo más alejado de la fragancia romántica que la publicidad quiere transmitir.
¡CAAGOLINA HEGUEGA! ¿Quién da más glamur?

Hay que tener cuidado con esos detalles, la publicidad está hecha para que nos atraiga comprar el producto anunciado con entusiasmo y, en este caso, cuando veo el perfume en la tele y oigo pronunciar el nombre no puedo alejar de mí la sensación de que en cuanto lo tenga en las manos se me va a "escuguig" entre los dedos, como si se tratase de miel o de algo peor.


                                                                                           Amog, pásame el pegfume de Caagolina Heguega,  pog favog.
                                                                                           ¡Clago! 
                                                                                                                   ¿Este?


El siguiente que me ha llamado la atención es el de PACO RABANNE. El galimatías en inglés es que ni lo comento, ¿para qué? no vale la pena. Un anuncio en el que tengo que preguntar qué es lo que dice mejor dejarlo, es como un puñetazo en el ojo. Y de nuevo, pues todos tienen el mismo esquema, la voz fuera de cámara "tuquituquituqui... Paaco Gabaan", engolada y gelatinosa mientras, el invictus, coloca sobre su hombro una copa demasiado pequeña en relación al cuerpo; hubiera quedado mejor llevándola en la mano o, si en el hombro, una copa bastante mayor. En fin, un pobre final para una fragancia que quiere transmitir fuerza y seguridad masculina.

El nuevo anuncio del mismo perfume es más de lo mismo. Lo único que se entiende es el chasquido de los dedos y para culminar el "Paaco Gabaan..."


¡Ah, los detalles! ¡qué pequeños y qué importantes! Son los que pueden hacer que un anuncio pase sin pena ni gloria, que una película solo la vean cuatro o que las series tengan que retirarlas al siguiente día de estrenarlas. Ignoro cómo a los profesionales se les escapan tales extremos, son básicos para conseguir un todo armónico y coherente y que un producto cale en el público.




Por esos detalles, cuando un día se produce el milagro y nos encontramos con algo original o, bien hecho, nos convertimos en adictos del producto, nos enganchamos a él como sanguijuelas, lo anotamos en la agenda para que no se nos olvide comprarlo, como un perfume, o de verlo si es una peli o una serie. Por poner un ejemplo me viene al recuerdo la serie inglesa Danton Abbey. Un titánico ejercicio de guión y dirección por plasmar el espíritu de una época. ¿Cuál es el truco? Mucho trabajo documental, al margen de si será rentable o no y, el entusiasmo por hacer algo bueno de verdad. Ahí es nada. El producto final, sin duda, soberbio, por lo que, desde aquí mis más efusivas felicitaciones. Si a ello le sumamos el magnífico doblaje al español el resultado es indiscutible.

Siempre se oye decir : "hay que cuidar los detalles", pues bien no lo están en muchos anuncios publicitarios. Una R bien pronunciada dice más que cien imágenes, a favor o en contra del mismo. Un ejemplo: la palabra AMOR. Esa R del final es casi inaudible y, no obstante, es la esencia misma de su significado. Sin ella no hay amor, no hay nada. Hay que pronunciarla con naturalidad, con gracia y en ocasiones con pasión, si no no transmitirá lo que queremos.

Carolina Herrera, un nombre y un apellido muy español, aunque ella sea venezolana; al fin y al cabo, lo mismo y, sin embargo, hay qué ver, hay qué ver, hay qué ver cómo lo maltratan...


      ¿ Quién dijo: "Lo importante es el glamur"? Pues ya está: Glamur y con botella grande. ¡sí señor!













He visto muchos anuncios de perfumes, algunos están bastante bien, sin duda, otros, no lo suficiente. Por ejemplo, el de CHANEL nº 5. La historia no es novedosa pero sí atemporal con lo que entra fácil. No obstante, siendo como es un perfume francés, francés hasta la médula, pierde esa esencia con la canción de fondo cantada en inglés. Es como cazar moscas con escopetas. La música debería ser una balada en francés y la nota escrita de igual manera porque, lo que hace atractivo e irresistible cualquier cosa que queramos comprar es la autenticidad, y más francés que Coco Chanel...,

No todo vale, sin duda ninguna; hay un punto en el que la verdad de las cosas resulta mucho más atractiva e interesante que una realidad impostada. Algunos dirán, es que están hechos para los que saben inglés y yo les contesto por qué entonces lo pasan en España? Acaso no es de todos sabido el nulo conocimiento que tenemos la gran mayoría de los españoles de ese idioma, o de cualquier otro que no sea el español? Y que, por esa desidia o desgana, como quieran llamarlo, los mensajes en ingles, alemán o chino nos entran por un costado y nos salen por el otro? Es una realidad que no se puede forzar ni con anuncios, ni con cursillos, ni con nada. No obstante, no somos los únicos. ¿Las causas? pueden ser muchas pero creo que subyace una reacción de rechazo natural, o, quizá simplemente sea que somos muy malos en ese aspecto. Es posible. Tenemos demasiado buen clima, sol y alegría de vivir, como para perder el tiempo en aprender un idioma; no terminamos ni de aprender bien el nuestro, conque otro nuevo...

 El desespero viene cuando tenemos que comprar algo importante, un artilugio informático por ejemplo, como el ordenador y, todas sus prestaciones, vienen en inglés. Qué desastre y qué impotencia y qué situaciones tan incómodas. Los dependientes que sí saben informática e inglés, pierden un montón de tiempo tratando de explicar al cliente lo que significa cada punto pero, cuando el idioma lo saben a trompicones nos encontramos en una situación muy cómica: alguien que quiere vender y no sabe cómo traducir o explicar las prestaciones del aparato y otro que quiere comprar y no se decide porque no entiende nada, las instrucciones están en un idioma incomprensible.  "Intel core 2 Duo processor..." o, "Up to 256MB NVIDIA..."  3GB DDR2...???? Y solo es una muestra.




¡Te dije que no es como la máquina de escribir! Y, ahora, ¿qué hacemos?









Volviendo a los perfumes, ese idioma italiano, alegre y desenfadado en boca de una actriz como la Blanchett se convierte en áspero y duro, demasiado anglo aunque se esfuerce por pronunciarlo bien. No es autentico. ¡Lástima! Sin embargo, no todo está perdido, el intento por reflejar el carácter de la firma GIORGIO ARMANI y la costa mediterránea está conseguido. Todo ello en unos cuantos fotogramas. No es perfecto pero casi. Podría haber estado mejor de haberlo doblado una voz italiana.


Así pues, no todo vale, lo sabemos y, sin embargo, nos empeñamos en forzar los hechos. Esto pasa, hoy día, constantemente. Las películas americanas son un ejemplo. Sin duda, los mejores en el dominio de esta industria y, no obstante, qué malos son a la hora de escoger los temas, o mejor el tema ya que solo hay uno a desarrollar: las hazañas, reales o inventadas, del pueblo norteamericano. Da igual lo que sea: la conquista del oeste, las guerras donde han intervenido, el espacio, la casa blanca, las tormentas, los tornados,los crímenes y Disney. Un aburrimiento total. De San Juan a Corpus son capaces de dar con un tema interesante y, para ser justos, cuando lo logran son los mejores. ¡Qué le vamos a hacer! ¿Como dice el dicho?  ¿Dios le da pelo a quién no tiene cabeza? Pues eso.

¿Creen que un perfume es algo como el arte, innecesario? Tal vez, pero una gotas en nuestra piel...


¡Féliz Navidad, un Nuevo Año mejor aún y lo mejor de todo: unos Reyes espléndidos!