Querida Pa:
Aquí estoy de nuevo. Creo que estoy, porque el calor me tiene atontada. Se me ocurrió un experimento para que una planta de la terraza, de las que llaman delicadas, no se quemara con el sol. Le clavé en la maceta la sombrilla de la playa, largamente olvidada en el trastero y milagro milagroso, funcionó. Las hojas dejaron de quemarse, se pusieron verdes y fuertes y pasado dos meses y para mi sorpresa, comenzó a florear. Una flor blanca preciosa, pequeña pero con dignidad y chulería. Pero como todo no puede ir perfecto en esta vida, hace un par de días veo que, por el suelo de la terraza, aparecen trozos de tela que al cogerlas se me deshacían en la mano. Las barrí y pensé que habría sido el viento que las había traído por los aires. No obstante, ya sin viento y con un calor de tres mil pares, los trozos continuaban apareciendo en el suelo. De repente, cuando estoy regando la planta, sujeto la sombrilla para rodarla y ¡agüita!, me quedé con un trozo de la tela en la mano. Levanto la vista y veo que todo el centro de la sombrilla estaba hecho jirones. Esa era la tela que caía en la terraza. Querida, el calor y el viento la había destrozado. En fin, tendré que comprar una nueva en los chinos, urgente, porque si no se me quemará la planta. ¡Qué cosas me pasan!
Lo cierto es que a estas alturas todavía me sorprende la imaginación del ser humano, unas para bien y otras para mal. Te digo esto por lo siguiente:
Hace unos días, enciendo la tele y, cómo no, estaban pasando publicidad. De pronto, algo llamó mi atención: un nuevo spot de Tampax Pearl. Supongo que lo habrás visto, pero por si no es así te la resumo. Ambiente tropical, piscina de hotel de quinientas estrellas pegada al mar, una chica muy mona que sale de la piscina con un tampax en la mano y con desparpajo y simpatía se dirige a un joven, diseñado por Miguel Ángel, rubio y guapísimo que, sin decir palabra pero con su mejor sonrisa, ahueca la mano mientras la chica introduce el tampax en ella, tira del dispositivo y ¡Voilà!. La chica mira a la pantalla y le explica al público que la está viendo, lo fácil que es de colocar y lo maravilloso que es el tampax pearl. A continuación y para que no queden dudas sobre lo que acaba de comentar, se lanza de cabeza a la piscina, mientras, no uno, sino tres chicos, entre ellos el de la demostración, vestidos con un look deportivo y con una sonrisa estereotipada hacen el amago de asomarse a la piscina para ver a la sirena que se acaba de lanzar, con un tampax dentro de su cuerpo (me imagino). Yo te pregunto: ¿De qué manera se podría catalogar el anuncio? De mal gusto, de hortera, de absurdo... si, todo eso ya lo tiene por descontado, pero creo que lo que realmente le falta es imaginación. Los publicistas que lo han diseñado, han ido a lo más obvio pero adornándolo con un ambiente exótico, un trío de guaperas y una chica mona. Lo han revuelto bien y se lo han vendido al empresario como un spot que tiene gancho, que es original y que tiene glamour. Fíjate lo poco creativo que es, que a mí, de inmediato, se me ocurrió la misma publicidad pero para los condones. Mismo ambiente y mismos protagonistas pero a la inversa. La chica guapa es la que tiene un pepino recién pelado en la mano y cuando va a trocearlo para ponerlo en la ensalada, llega el chico con un condón explicando lo fácil que es colocarlo. En un pis pas, la chica se ve mirando el pepino con el condón y una sonrisa en los ojos y en la boca, a punto de saltar al cuello del chico que, dándole la espalda y de cara a la pantalla explica al publico televidente las excelencias del uso del condón XXL. Mientras, dos nuevas chicas, insinuantes, se acercan a la del pepino y las tres se aferran a él con una pícara sonrisa en la boca. ¿Quieres decirme qué tiene eso de original, de imaginativo, de glamouroso o simplemente de estético?
Todo eso ha disparado mi imaginación y he diseñado un spot de Tampax Pearl nuevo. No te rías que sé que ya lo estás haciendo. Allá va.
Imagínate una manada de elefantes en las praderas de África que, por fin, después de días de caminata llegan a un buen charco de agua. A pesar de las ganas que tienen, no solo de beber sino de revolcarse en el lodo, la jefe de la manada ve atónita como sus elefantas rodean el charco sin atreverse a entrar. La elefanta arruga el ceño, las mira con enfado, lanza un barrito de impaciencia y, saliendo a desgana del agua se encamina hasta los arbustos seguida por la mirada de todas las demás. De pronto, aparece con una gigantesca caja de Tampax Pearl en la trompa y con un giro digno del mejor atleta de maza, la lanza hacia las elefantas que se apresuran a recogerla. Todas ellas se hacen con un preciado tampax en la trompa y diligentemente desaparecen en los arbustos para, a los pocos minutos, regresar al charco en un acompasado trote. Como puestas de acuerdo, se lanzan al agua en medio de barritos de gusto y satisfacción. Se revuelcan en el lodo y un rato después emergen todas, al unísono, en el centro del charco, con las trompas hacia arriba y barritando de alegría. Misión cumplida. El Tampax ha traspasado las fronteras.
¿Qué? No te parece más divertido, llamativo y efectivo? ¡Caray, todo terminado en ivo! Por supuesto, como creadora del spot estaría tras las cámaras viendo la filmación y, para que no te desconsueles, ¡oh musa de inspiración! me acompañarías al corazón de África. Al fin y al cabo estarías en tu ambiente, senderismo hasta hartarte, ambiente salvaje como tú y quién sabe, puede que con un poco de suerte te tropieces con el nieto de Tarzán. Eso sí, en la mochila Tampax Pearl y Antalgín.
Besos de morritos.
À bientôt, ma chérie.
Aquí estoy de nuevo. Creo que estoy, porque el calor me tiene atontada. Se me ocurrió un experimento para que una planta de la terraza, de las que llaman delicadas, no se quemara con el sol. Le clavé en la maceta la sombrilla de la playa, largamente olvidada en el trastero y milagro milagroso, funcionó. Las hojas dejaron de quemarse, se pusieron verdes y fuertes y pasado dos meses y para mi sorpresa, comenzó a florear. Una flor blanca preciosa, pequeña pero con dignidad y chulería. Pero como todo no puede ir perfecto en esta vida, hace un par de días veo que, por el suelo de la terraza, aparecen trozos de tela que al cogerlas se me deshacían en la mano. Las barrí y pensé que habría sido el viento que las había traído por los aires. No obstante, ya sin viento y con un calor de tres mil pares, los trozos continuaban apareciendo en el suelo. De repente, cuando estoy regando la planta, sujeto la sombrilla para rodarla y ¡agüita!, me quedé con un trozo de la tela en la mano. Levanto la vista y veo que todo el centro de la sombrilla estaba hecho jirones. Esa era la tela que caía en la terraza. Querida, el calor y el viento la había destrozado. En fin, tendré que comprar una nueva en los chinos, urgente, porque si no se me quemará la planta. ¡Qué cosas me pasan!
Lo cierto es que a estas alturas todavía me sorprende la imaginación del ser humano, unas para bien y otras para mal. Te digo esto por lo siguiente:
Hace unos días, enciendo la tele y, cómo no, estaban pasando publicidad. De pronto, algo llamó mi atención: un nuevo spot de Tampax Pearl. Supongo que lo habrás visto, pero por si no es así te la resumo. Ambiente tropical, piscina de hotel de quinientas estrellas pegada al mar, una chica muy mona que sale de la piscina con un tampax en la mano y con desparpajo y simpatía se dirige a un joven, diseñado por Miguel Ángel, rubio y guapísimo que, sin decir palabra pero con su mejor sonrisa, ahueca la mano mientras la chica introduce el tampax en ella, tira del dispositivo y ¡Voilà!. La chica mira a la pantalla y le explica al público que la está viendo, lo fácil que es de colocar y lo maravilloso que es el tampax pearl. A continuación y para que no queden dudas sobre lo que acaba de comentar, se lanza de cabeza a la piscina, mientras, no uno, sino tres chicos, entre ellos el de la demostración, vestidos con un look deportivo y con una sonrisa estereotipada hacen el amago de asomarse a la piscina para ver a la sirena que se acaba de lanzar, con un tampax dentro de su cuerpo (me imagino). Yo te pregunto: ¿De qué manera se podría catalogar el anuncio? De mal gusto, de hortera, de absurdo... si, todo eso ya lo tiene por descontado, pero creo que lo que realmente le falta es imaginación. Los publicistas que lo han diseñado, han ido a lo más obvio pero adornándolo con un ambiente exótico, un trío de guaperas y una chica mona. Lo han revuelto bien y se lo han vendido al empresario como un spot que tiene gancho, que es original y que tiene glamour. Fíjate lo poco creativo que es, que a mí, de inmediato, se me ocurrió la misma publicidad pero para los condones. Mismo ambiente y mismos protagonistas pero a la inversa. La chica guapa es la que tiene un pepino recién pelado en la mano y cuando va a trocearlo para ponerlo en la ensalada, llega el chico con un condón explicando lo fácil que es colocarlo. En un pis pas, la chica se ve mirando el pepino con el condón y una sonrisa en los ojos y en la boca, a punto de saltar al cuello del chico que, dándole la espalda y de cara a la pantalla explica al publico televidente las excelencias del uso del condón XXL. Mientras, dos nuevas chicas, insinuantes, se acercan a la del pepino y las tres se aferran a él con una pícara sonrisa en la boca. ¿Quieres decirme qué tiene eso de original, de imaginativo, de glamouroso o simplemente de estético?
Todo eso ha disparado mi imaginación y he diseñado un spot de Tampax Pearl nuevo. No te rías que sé que ya lo estás haciendo. Allá va.
Imagínate una manada de elefantes en las praderas de África que, por fin, después de días de caminata llegan a un buen charco de agua. A pesar de las ganas que tienen, no solo de beber sino de revolcarse en el lodo, la jefe de la manada ve atónita como sus elefantas rodean el charco sin atreverse a entrar. La elefanta arruga el ceño, las mira con enfado, lanza un barrito de impaciencia y, saliendo a desgana del agua se encamina hasta los arbustos seguida por la mirada de todas las demás. De pronto, aparece con una gigantesca caja de Tampax Pearl en la trompa y con un giro digno del mejor atleta de maza, la lanza hacia las elefantas que se apresuran a recogerla. Todas ellas se hacen con un preciado tampax en la trompa y diligentemente desaparecen en los arbustos para, a los pocos minutos, regresar al charco en un acompasado trote. Como puestas de acuerdo, se lanzan al agua en medio de barritos de gusto y satisfacción. Se revuelcan en el lodo y un rato después emergen todas, al unísono, en el centro del charco, con las trompas hacia arriba y barritando de alegría. Misión cumplida. El Tampax ha traspasado las fronteras.
¿Qué? No te parece más divertido, llamativo y efectivo? ¡Caray, todo terminado en ivo! Por supuesto, como creadora del spot estaría tras las cámaras viendo la filmación y, para que no te desconsueles, ¡oh musa de inspiración! me acompañarías al corazón de África. Al fin y al cabo estarías en tu ambiente, senderismo hasta hartarte, ambiente salvaje como tú y quién sabe, puede que con un poco de suerte te tropieces con el nieto de Tarzán. Eso sí, en la mochila Tampax Pearl y Antalgín.
Besos de morritos.
À bientôt, ma chérie.
Pues no he visto ese anuncio, lo buscare en Youtube para cerciorarme que cuando se tira a la piscina lo hace de cabeza y no de pie,
ResponderEliminarAna, eres muy ilustrativa con todo lo que cuentas, me haces imaginarme todas las situaciones. Congratulaciones!